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lunes, 16 de febrero de 2009

JUVENAL AYALA

MI ABUELO

Mi abuelo solía llevarme al muelle,
tejía sus redes en la arena del Colorado
y temía sus olas mi esplendor de niñez.

Andaba tras cangrejos en el óxido negro
de los pilotes, los botes varados, la arena
y mi abuelo reparando cabos y varillas.

Y eso es aquel hombre fuerte: mi infancia.
Cuando nacía junto a él, mi espíritu,
y el bote de mi vida apenas tocaba mar.

El velero de la suya varaba ya esperanzas,
y no alcanzaba a entender naufragios
y no sabía pensar sino sus bogadas.

Su sarta de congrios, cabrillas y hasta
una albacora, de aquellas que pescar solía
y traer a puerto, más que sus bancadas.

Yo no supe bien, cuando cambió rumbo
al océano interminable de negras aguadas,
sino cuando hundiéronse sus ojos,

Su ceviche, su andar altivo, su papaniagua,
y el amor de los días que al muelle llevarme
solía mi abuelo, ¡ah, cuándo la infancia!

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