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sábado, 26 de octubre de 2013

ÓSCAR HAHN

Elevación de la amada

¿Qué es el hombre para que de él tengáis memoria?
Para que de ella tengáis olvidos, ¿qué es la muerte? 
¿Los dioses qué son para que de ellos tengáis angustias? 
¿Qué es la amada para que tengáis de ella insomnios? 

¿Cuál silencio puede ser más hondo? 
¿El que brilla en las llagas de la nada 
o el que fulge después de tus sollozos 
como una lámpara invisible? 

Dulce es la aurora de las madreselvas, 
dulce es. 
Dulce es el beso de la amada, 
dulce es. 
Cuán dulce eres tú oh hurtadora de mi agónico sueño. 

Todos los adioses están escritos en el viento, 
todas las palomas llevan adioses en las alas, 
todos los ojos guardan un llanto no vertido, 
y he aquí las palabras que no te he dicho: 

El amor rompe leyes, 
nada contra corrientes y sus ojos escuchan. 
De rebeliones y quebrantos está hecho el amor. 

Hacia lo alto van los frutos maduros, 
hacia la tierra el vuelo de los pájaros, 
pero su condición no muere. 

De nosotros dos está hecho el amor.
 

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