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domingo, 23 de diciembre de 2012

ANDRÉS SABELLA

HIMNO EN LA CORDILLERA DE LA COSTA

¡La piedra¡ yo quiero cantar la piedra: 
¡oh, madre oscura, mía, repartida! 
Cuando mi amor la toma y acaricia, 
en la mano me queda, pura y tibia, 
la forma tenebrosa de la Tierra.
La piedra es flor dormida en su tristeza, 
espuma de la Muerte, grave harina.
Tal vez la piedra sea una sonrisa: 
la del silencio puesto de rodillas, 
levadura de rabias y osamentas. 
La piedra en cuajos, como fruta seca,
 o en multitud de inmóvil fantasía,
 recuerda al hombre su raíz marchita: 
¡ella – la piedra – mendicante o cima, 
siempre es una más allá de sementeras!

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