EL CAMINO
El camino lo anduve sol a luna
sin que nada mi marcha detuviera,
ni la montaña que se alzó importuna,
ni el hondo río de agua traicionera.
Todo lo fui salvando con mis pasos
y la extensión de tierra así medida
me entregó como un árbol de anchos brazos
el constante milagro de la vida.
Así fue -venturoso- hallando voces
hermanas en las puertas del camino
y en la altura el amparo de los dioses.
Ni herido, ni vencido, voy ahora
hacia el punto final de mi destino;
allá, de nuevo, asomará la aurora.
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